Unas reflexiones para compartir
Pbro. Eduardo de la Serna
1.- A raíz de un exabrupto televisivo de una impune con micrófono que puede hablar tanto de dinosaurios como de la “pena de muerte”, parece haberse instalado un debate en los medios. Y si se instala realmente, bienvenido sea. Debatir es bueno, para entender las razones de unos y otros y pensar. “Pensar” significa actuar, hablar desde la razón, y no desde las vísceras. Debería recordarlo alguien que perdió muchos miles de dólares por un simple cenicero. Y es bueno, especialmente cuando se trata de la vida, o de las leyes. Ahora bien, Susana ¿es la persona indicada para el debate? Por su popularidad es bueno que sirva de disparador (con el perdón del término), pero una vez instalado sería bueno que entre la razón y no la bronca o la sinrazón en el análisis. Claro que la verborragia -casi diarrea verbal- de la “diva” (palabra repugnante, porque no es “diosa” en nada y para nada) entró en otros temas que a muchos nos recordaron tiempos blumberianos. No hace falta recordar el pasado y las defensas ideológicas de Susana Giménez –y otras “divas”- a la hora del análisis. Pero no es ella la que importa en este punto.
Continuando con los dichos de la señora, ella afirmó que “todo el mundo” está de acuerdo con ella. Es duro eso de confundir “el mundo”, o “el pueblo” con el rating. Para empezar, dudo que haya que poner o sacar una ley porque sea “popular”. Si así fuera, los legisladores en lugar de asesores deberían tener encuestadores (claro que algunos seguramente los tienen, pero es otro punto), o deberían ser legisladores los Tinelli, Radio 10 y demás engendros. Una ley es otra cosa. Afortunadamente.
El gran documentalista Michael Moore nos mostró la influencia que tienen los medios de comunicación en la sensación de inseguridad en “Bowling for Colombine”. La comparación con Canadá fue sumamente ilustrativa. No estaría de más verla o volverla a ver.
De ninguna manera niego que haya inseguridad; no soy ciego, ni necio. Pero sería bueno distinguir la inseguridad de la “sensación de inseguridad”. Una mujer que anda en auto blindado, con custodia y vive la mayor parte del tiempo en Miami, como la señora Giménez no parece distinguir demasiado esto. Y sería bueno que los medios se preguntaran cuánta responsabilidad tienen en esta “sensación”. Obvio que no pretendo que ‘ilustres’ defensores de la Dictadura militar lo hagan. Ellos están de acuerdo con la muerte “por definición”, pero quizás otros un poco más serios y sensatos, debieran hacerlo. Y de paso preguntarse si los grandes vendedores de droga, de blanqueo de capitales ilegales y traficantes de armas –por lo tanto los principales responsables de la inseguridad-, viven en villas o en barrios cerrados. O en Miami.
2.- Una vez más Salta padece derrumbes, inundaciones y muerte. Como otras veces, Tartagal es la víctima primera. Y surge la pregunta evidente: ¿cuánta responsabilidad tiene en todo esto el desmonte? ¿Hace falta recordar la responsabilidad del ex - gobernador, ex – candidato a vicepresidente y ahora senador en los cambios de leyes para favorecerlo? Y una pregunta más: ¿cuánta responsabilidad en esto tiene la soja? (obvio que no es “el yuyo” el responsable. “Sólo” quienes lo siembran). La sequía, la desertificación, las inundaciones, ¿no tienen nada que ver con los herbicidas, los transgénicos, y la tierra que se deteriora? ¿De esto no dicen nada los “4 jinetes”, la apocalíptica señora o la “rediviva” unión cívica? Claro, ahora el senador cambió de filas y puede ser útiles a los fines “anti”…
3.- Los diarios nos informaron estos días sobre los “Legionarios de Cristo”. Una más de las manos derechas que Juan Pablo II alentó y apoyó en su proyecto restaurador. Por lo que sé, Benito 16 no apoyaba en esto a Marcial Maciel ya que pretendía ser inflexible con los casos de pederastia –aunque en este caso no lo sea ya que, se dice, se trataba de seminaristas y curas, por tanto de ‘adultos’-. De hecho, muerto Juan Pablo, Benito recluyó a Maciel. Claro, no lo sancionó, no le quitó el “estado clerical”, como sería de esperar. Es que –parece- una cosa es que “don Marcial” sea perverso, y otra que se cuestione una congregación tan útil a los fines restauradores. Lo que a su vez nos recuerda el levantamiento de excomuniones y las declaraciones terribles y perversas de Willamson, nunca retractadas. Como con cierto senador, parece que a veces hay que “tragarse sapos”.
4.- También informaron los diarios de estos días que un grupo –o varios- alienta la apostasía. Personal y colectiva. Curioso que en tiempos en que tantos rehúyen de los papeles, la burocracia y los trámites, algunos los hagan para ser “borrados de los registros de Bautismo”. Pero me surgen algunas preguntas…
Es evidente que quien rechaza la fe en Jesús que originalmente tuvo, es ‘apóstata’ (uso el término en el sentido que se utiliza habitualmente, aunque me parece agresivo y no me gusta), lo novedoso es que se pretenda institucionalizarlo u oficializarlo. Ahora bien, una cosa sería que en los libros de bautismo figure “fulano/a reconoce haber abandonado la Iglesia católica romana (ICR)” y otra que pretenda ser borrado de los registros (irónicamente preguntaría si también se pretende borrar de los registros fotográficos, ¡qué problema sería!). Por otro lado –por lo que se ve en la página web- algunos siguen aceptando a Jesús y su problema es con la ICR. Y me pregunto si algunos rechazan a la ICR por hacer lo que “debe” hacer o precisamente por lo contrario. Es decir, si la ICR es criticada por defender la justicia, la vida de los pobres, los derechos humanos, la paz (o por criticar la pena de muerte) pues –la verdad- no me preocupo. Pero si es criticada por estar cerca de los poderosos, los ricos, por desentenderse de la vida de los pobres, entonces sí creo que estos grupos deberían servirnos como una alerta. En esta misma línea, pienso en aquellos/as que se definen como ateos. Creo que antes de la pregunta “creo” o “no creo” está la idea de ¿en qué “Dios” creo o no? Por si hiciera falta, repito que soy ateo del Dios de Videla, yo creo en el Dios de Jesús de Nazaret. No estaría mal tener esto en cuenta a la hora del diálogo. De todos modos, me parece bueno que surjan grupos –aunque no quede claro en todos los casos qué es lo que los mueve o lo que causa el rechazo- que nos critiquen y cuestionen a los cristianos. Es bueno, para “purificar” (es una imagen bien bíblica) y poder mostrar del modo más transparente posible en quién creemos, qué nos mueve y conmueve y dónde ponemos nuestra vida.
Eduardo de la Serna 7 de marzo 2009
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