domingo, 11 de enero de 2009

El Bautismo del Señor - Parte I

En el día que la Iglesia recuerda el bautismo de Jesús, de la mano de una homilía de Mons. Oscar Romero (profeta y martir de El Salvador), vamos a profundizar este tema. La misma fue pronunciada en su programa de radio el 14/01/1979.

EL BAUTISMO, EPIFANÍA DE LA REALIDAD MESIÁNICA

Entendemos por bautismo tanto el de Cristo como nuestro bautismo cristiano. Por eso divido en tres pensamientos esta idea del bautismo como epifanía, como manifestación de la realidad mesiánica en el mundo.

1. El bautismo es un signo sacramental.
2. En Cristo descubre su realidad mesiánica que ya tiene (ese bautismo, ese signo).
3. En los cristianos es signo de la participación en la realidad mesiánica de Cristo (ese signo sacramental).

Tratemos de desarrollar esto y cuando estemos terminando de ese bautismo de Cristo participado a su pueblo, veremos la responsabilidad de este pueblo de bautizados aquí en El Salvador como en cualquier parte del mundo, de ser protagonista de la salvación de su pueblo, precisamente por ser un pueblo que participa la realidad mesiánica, salvadora que Cristo trajo al mundo.

1. EL BAUTISMO ES UN SIGNO SACRAMENTAL

Quiero ante todo que tengamos una idea, que la recordemos, porque supongo que todos como cristianos deben conocerla. ¿Qué cosa es el bautismo en general?

a) Tomamos pie de la frase de San Juan en el Evangelio de hoy: "Yo os bautizo con agua pero Él os bautizará con el Espíritu Santo".
b) Y luego describe: Por entonces llegó Jesús de Nazaret de Galilea a que Juan lo bautizara en el Jordán...
Aquí tenemos unos gestos sacramentales, pero al mismo tiempo vemos la diferencia entre uno y otro bautismo.
c) El bautismo del centurión Cornelio. Todavía hay un tercer bautismo que aparece en la segunda lectura de hoy. Pedro, que es llamado a la casa del centurión romano -por tanto, un gentil- para que le administre el bautismo. Tenemos también pues, el bautismo de un hombre que no es Cristo, ni cristiano, que pertenece a un mundo aparte del judío. ¿Qué significa entonces el bautismo?


- Dos elementos de todo sacramento. Aquí vemos cosas visibles. En todo sacramento hay dos elementos. Un elemento visible que es como la materia del sacramento. Vemos a un hombre que se acerca a otro hombre para que este hombre le eche agua en la cabeza y diga unas palabras. Vemos a otro hombre que se acerca a una familia gentil y le va a echar agua también en la cabeza. Esta es la parte material del signo.

- El contenido lo pone la intención de quien es dueño de ese contenido. Todo signo tiene que significar algo. El sacramento si sólo se recibe por su realidad visible se torna una cosa insípida, una cosa aburrida y, por eso, para muchos los sacramentos han perdido su sabor. Queremos recuperar para los sacramentos lo principal: el significado de ese signo. ¿De qué sirve llevar un niño a la pila bautismal de una Iglesia elegante y llevar allá a los padrinos también elegantes y después ir a celebrar una fiesta donde el bautismo es lo menos que se toma en cuenta y más se tiene en cuenta la relación social? Esto es quedarse con el caparazón, con el envoltorio, como si hoy no descubriéramos en las lecturas bíblicas lo que significaba ese hombre que se acerca a otro hombre en el Jordán.

¿Qué significa entonces? Miren cada bautismo de los tres tipos que hoy aparecen, son distintos según sea el contenido, a veces el mismo signo exterior.

- Diferencia de los dos bautismos: el de Juan y el de Cristo. En Juan Bautista él dice: "Yo os bautizo en agua" es un bautismo de penitencia, es un llamamiento a la conversión. Yo no puedo bautizar en Espíritu Santo, porque yo no poseo los dones mesiánicos. Yo preparo los caminos del Mesías. Y los que se acercaban a Juan, no eran como los cristianos que hoy van al bautisterio. Aquí están muy equivocados nuestros hermanos protestantes, cuando dicen que hay que bautizarse como Cristo a la edad de 30 años. Se olvidan que es muy distinto el bautismo de Juan al bautismo de Cristo que iba a darle un sentido más alto.

El bautismo de Juan era preparación para el segundo bautismo que luego llega. Ahora sí, llega Cristo. El no era pecador, El no necesitaba bautismo. Por eso, quererse comparar con Cristo y esperar la edad de Cristo para bautizarse, es un acto de soberbia. Creerse inmaculado como Cristo, como si no tuviéramos necesidad de redención desde que nacemos, es soberbia.

- Diferencia de los dos bautismos: el de Cristo y el de los cristianos. Y así nace el bautismo cristiano. El bautismo de Cristo no es el mismo bautismo de nuestros niños. Cuando Cristo manda a los apóstoles, es a repartir, bajo el signo del agua, de las oraciones, del rito del bautismo, la riqueza mesiánica que Él va a dar. Él se acerca hoy al Jordán no como necesitado Él del bautismo, sino para darle a las aguas la fuerza de ser conductoras del germen de esa vida divina que Él trae. Él se mete en las aguas del Jordán, no para lavarse de sus pecados que Él no tiene. Él se puede enfrentar al mundo y decirles a todos: ¿quién me puede echar en cara un pecado?



Él no tenía pecado original, y, por tanto, no necesitaba bautismo. Él no había cometido pecados personales y, por tanto, no tenía necesidad de ir a golpearse el pecho con todos los pecadores que Juan absolvía con su bautismo de penitencia. Él era el Santo que traía santidad a esta tierra y su bautismo es para enriquecer ese signo que todavía está vacío, que solamente es una preparación, pero desde aquí en adelante sí será el bautismo que Juan ha dicho: "Él los bautizará en Espíritu Santo".



Miren, hermanos, cómo el sacramento del bautismo lleva un signo de una realidad que nuestra fe tiene que descubrir. Por eso se está insistiendo mucho en la catequesis de los sacramentos y ya que están aquí presentes los representantes de nuestro querido presbiterio, yo quiero pedir a todo el pueblo, en apoyo a los sacerdotes que están cumpliendo con su deber, que secunden las disposiciones que ya daba nuestro querido predecesor Monseñor Chávez: "que no se dé el bautismo sin cultivar la fe por medio de una catequesis". ¡No evadan ese compromiso!
Ya sé que algunos dicen: nos vamos a tal parroquia porque allá no nos piden las pláticas". Ni el sacerdote que no pide pláticas, ni los fieles que van buscando una cosa más fácil, están cumpliendo el deber y en eso están diciendo ¡qué poca fe tienen!. Les interesa más la limosna del bautismo, les interesan más las relaciones sociales del signo sacramental. ¡No es eso lo que interesa! Aunque no nos paguen nada -ni es cobro-, es una limosna y si no la quieren dar, no la den. Y los pobres no tienen porqué darla, pero que vayan a lo principal: a ver qué nos da el bautismo. Este don mesiánico. ¡Qué pocos lo comprenden! Y por eso tenemos un pueblo de bautizados pero sin conciencia de ese compromiso tan serio, de esa dignidad tan alta que nos dio Dios aquel día en que nacimos como nueva criatura en la pila bautismal.

¿Comprenden ahora, queridos hermanos, el gesto de aquellos santos que no celebran el día de su cumpleaños, porque entonces nacimos hijos de la carne nada más, sino que celebran el día del bautismo? Van el día de su bautismo como a celebrar el nacimiento en una nueva cuna, a besar la pila bautismal donde nacimos bajo el signo del agua y del Espíritu a esta realidad que Cristo nos descubre en su bautismo.

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