viernes, 16 de enero de 2009

El Bautismo del Señor - Parte III

3 - EL BAUTISMO EN LOS CRISTIANOS ES EL SIGNO DE LA PARTICIPACIÓN DE LA REALIDAD MESIÁNICA DE CRISTO

Yo les invito, en esta mañana del bautismo de Cristo, que cada uno de nosotros recordemos -quizá muchos no lo recordamos- dónde nos bautizaron. ¿Qué sacerdote fue el ministro que nos dio esta gracia? ¿Dónde está la humilde pila del bautismo? En aquel pueblito que lo debo de amar no sólo porque allí di los primeros pasos jugando con los niños de mi pueblo sino, sobre todo, porque allá está en la Iglesia parroquial, la pila del bautismo donde unos padres cristianos me llevaron ayudados por unos padrinos buenos que todavía recuerdo con cariño a incorporarme al Cuerpo de Cristo. Me parece el gesto de unos padres cristianos que llevan un vaso de oro pero vacío, para que lo llene con su sangre y sus dones jerárquicos y carismáticos: El Señor. Aquel día yo me hice miembro de ese Cuerpo de Cristo, aquel día se hicieron mías las riquezas mesiánicas del Salvador. Desde aquel día yo soy miembro del pueblo de Dios.


a.) Comentario de Pedro al bautismo de los gentiles
Es hermoso cómo San Pedro comenta hoy, en la segunda lectura, el episodio del bautismo de una familia que era pagana. Lean Uds. íntegro el Libro de Los Hechos de los Apóstoles, en el capítulo que hoy hemos leído y encontrarán cómo está Dios visible en esta historia. Pedro está rezando en una terraza de Joppe. Y allá lejos, junto al mar de Galilea, en Cafarnaún, un centurión también ora a su modo porque es pagano -pertenece al ejército romano- y le dice su inspiración que mande llamar a Pedro. Pedro, que en ese momento está en oración tiene otra inspiración que significa: vendrán a llevarte, vete. Y se hace aquel encuentro por inspiración de Dios. Una familia pagana que quiere recibir el bautismo cristiano, que quiere recibir esta riqueza mesiánica.
Y Pedro comenta en el discurso de hoy, precisamente hablándole a esa familia -miren como había homilía del bautismo-, cómo había preparación para el bautismo. ¿De qué le hubiera servido al centurión que Pedro echara el agua sobre la cabeza de sus niños y de su esposa, y de su gente si no hubiera explicado para qué ese sacramento? Esa charla pre-bautismal es la que nos ofrece la segunda lectura de hoy- "He comprendido que Dios no hace diferencia entre las personas, que para Él los hombres de cualquier pueblo y civilización con tal de que obren la justicia y lo busquen con sinceridad lo encontrarán. Y por eso, en el nombre de ese Dios que tu sientes que te llama, yo voy a incorporarte aquí con toda su familia a este nuevo pueblo de Dios. Ya no serás pagano porque ya no hay diferencia entre pagano ni judío: solamente hay una diferencia: tener fe y bautizarse, y no tener fe y quedarse fuera del pueblo de Dios".


b.) Él os bautizará con Espíritu Santo
En este otro ejemplo vemos que la realidad del bautismo cuando Juan Bautista, hablando de Cristo que pide el bautismo, les dice a sus penitentes: "Yo os bautizo con agua, pero ahora viene El que os va a bautizar en Espíritu Santo". Está declarando la función del bautismo cristiano.
- Nos participa la unción que lo hizo Hijo de Dios. Rey, Sacerdote y Profeta. El bautismo nos hace partícipes de esa unción de Cristo. Cristo fue ungido no en el Jordán, sino en el mismo instante de su concepción, en las entrañas de María Santísima. Por eso, el ángel cuando le dice a María que va a concebir un ser misterioso, le dice: "Lo santo que nacerá de ti, será llamado Hijo de Dios, porque el Espíritu Santo es el que ha operado ese milagro de hacerte Madre, dejándote Virgen, y que el producto de tus entrañas no sea simplemente un hombre sino un ungido, un rey celestial en envoltura de carne humana: el Mesías".
Ahora, por eso la Iglesia se compara con María, porque así como María da a luz a un hombre que es al mismo tiempo un Dios, nuestra Madre Iglesia siempre fecunda da a luz en el bautismo. Y por eso les decía: el misterio de la pila bautismal es el lecho donde nuestra Madre Iglesia me dio a luz, donde me hizo hijo de Dios, participante de la unción que Cristo traía para ser sacerdote, profeta y rey.

Por eso somos hijos de Dios, Pueblo Sacerdotal, Profético y religioso. ¿Cuál es el resultado, queridos hermanos? El resultado es esta Catedral llena de cristianos. El resultado es una diócesis -muchas comunidades me están escuchando en este momento-. Pienso en Uds., queridos cristianos, hasta del más apartado rinconcito de la diócesis, el resultado del bautismo son Uds., comunidades cristianas que pueden decir con toda verdad: estamos ungidos, somos partícipes de Cristo, profeta, sacerdote y rey. Y por eso la Iglesia, son sus obispos, sacerdotes, religiosas, colegios católicos, organizaciones, instituciones, familias, es la Iglesia sacerdotal, profética, real. Somos familia de reyes, somos descendientes de ungidos, somos participantes del sacerdocio.
Nuestra misión, entonces, como pueblo es enraizar estas tres cosas en nuestra familia, en el trabajo, en la oficina, en la política, en la sociología, en la profesión, en el mercado. Donde quiera que va un bautizado, tiene que ser ahí realidad mesiánica que Cristo lleva hasta ese ambiente y, como Cristo, lleva el compromiso de hacer presente esa dignidad salvadora que Él trajo al mundo.

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