Querido Fernando, querido de verdad por millares y millares de hermanos y hermanas que te estamos acompañando, hace tiempo, en tu generosa opción. Hace muchos días, Fernando, que rezamos contigo y por ti y por tu pueblo tan sufrido.
El Verbo Divino, en el misterio de la Encarnación, se hace palabra humana, ubicada, samaritana,
libertadora.
Gracias por tu generosidad histórica, por tu radicalidad evangélica ya comprobada en tus opciones y en tu misión. Confiamos plenamente en tu coherencia, en tu lucidez y en esa opción por el Reino. Por los pobres del Reino, por los/las militantes del Reino, en la Sociedad y en la Iglesia.
Confiamos también en tu voluntad, ya expresada por varios gestos, de asumir Nuestra América en una comunión entre pueblos hermanos y reivindicando, con gratitud histórica, con espíritu ecuménico y ecológico, los derechos de nuestros pobres y de nuestros pueblos aborígenes y la sangre pascal de nuestros mártires.
Tu discurso, al tomar posesión, es una auténtica declaración de principios y un juramento "bautismal" de seguir dándote todo entero, "con un oído al Evangelio y otro oído al Pueblo", como nos pedía el hermano obispo mártir Angelelli.
Seguiremos unidos, en comunión misionera de discípulos seguidores de Jesús de Nazaret, en coherencia personal y social, descalzos de privilegios y ostentaciones, con una invencible esperanza; "esperanzados y esperanzadores", como pedía el otro mártir Ellacuría.
Recibe, hermano, un fuerte abrazo, en la Paz subversiva del Evangelio y en la incansable
caminada del Pueblo Guaraní hacia la Tierra sin Males.
Pedro Casaldáliga,Obispo emérito de São Félix do Araguaia, MT, Brasil