Hoy les queremos compartir el primero de una serie de realtos que iran apareciendo diariamente en la página. El primero corresponde a la comunidad de Monte Carmelo y fue escrito por el matrimonio Piergentilli (Sonia y José) ellos junto con sus hijas Rosario y Clara, son integrantes del grupo y tuvieron la posibilidad de viajar a muchas misiones y lo mas lindo es que lo han hecho como familia. Este año los Pier tienen una representate en el Chaco que es Clarita.
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"Monte Carmelo" es una comunidad toba, ubicada en el Chaco Salteño, cercano al pueblo de Santa Victoria, que es donde está ubicado el gobierno municipal del cual dependen todos los parajes que nosotros visitamos.
El primer año que uno de nuestros Grupos lo visitó fue en 2003, previo contacto hecho el año anterior por Fray Cristián, Mache y Claudio con el QUERIDO Maestro Juan.
La comunidad está formada por 25/30 familias aproximadamente, que se distribuyen en una especie de semicírculo que tiene en su centro la Escuela, y a 4 Km. hay una comunidad wichi ("La Curvita") con la que conviven pacíficamente; hasta hace dos años la Escuela de "La Curvita" era anexo de la de "Monte Carmelo", desde entonces se independizó y tiene como Director a Fabián, quien desde chico vivió en la zona. A espaldas de la Escuela de Monte, a unos 3 Km. está el Rio Pilcomayo, que en invierno los abastece de peces, y en verano suele maltratarlos con alguna inundación.
Lo primero que hay que decir como Grupo Misionero es que, desde aquella primera vez y hasta hoy, la figura del Maestro Juan (Docente de tercer ciclo y Director de la Escuela) se agiganta en el corazón de todos los que hemos pasado por allí. Por un lado es un referente importantísimo de aquella comunidad, que hizo que fuéramos recibidos por los chicos y sus familias con mucha confianza y cordialidad; y por otro, se transforma en un "ángel cuidador" de cada uno de nosotros, pero siempre desde el silencio, desde la palabra sencilla, desde la ternura en cada gesto, desde el servicio permanente. Con total convicción se puede decir que es "uno más" del Grupo Misionero, que es un "hermano del alma", que al igual que nosotros está todo el año pensando en el nuevo encuentro, comunicándose periódicamente con varios de nosotros.
El primer año tuvimos "la gracia" de charlar "mano a mano" con el toba más anciano de la comunidad, que tenía nada menos que 103 años, sí leyeron bien, 103 años, y una lucidez y sabiduría envidiable y asombrosa. Fueron un par de horas "mágicas", donde por primera vez entendí que el silencio forma parte de la conversación, donde con mucha sencillez, nos contó la vida armoniosa e inter-dependiente que siempre tuvieron los indígenas con la Naturaleza: al tiempo de pesca (para comer y vender) le sucede el tiempo de ir al monte a hacer leña y carbón (para vender); luego, con el calor, los "bichitos" (así nos contaba el abuelo) bajan al río en busca de agua, y entonces es el tiempo de caza (para comer y vender) .... y ya está de vuelta el tiempo de pesca ... así de simple era la vida de estas comunidades hasta que se empezó a contaminar el río, a desmontar (con la inexplicable complicidad de los gobiernos de turno) para sembrar soja, a correrlos de las tierras en las que siempre habían vivido pero de la que nunca serán dueños, etc., etc., etc.
Desde el punto de vista religioso la gran mayoría son evangélicos pentecostales, a excepción de alguna familia católica. Quizás la explicación es que fueron los evangélicos los primeros que se acercaron a ellos, les dieron materiales para construir un templo, cada tanto les mandan algunos medicamentos; pero ello no es dificultad para compartir la palabra de Dios en el "culto" de ellos; cada año que hemos ido nos invitan a hacerlo. Las autoridades formales en estas comunidades son el Cacique (que es por herencia) y el Pastor (que se elige), y en muchos casos coincide en la misma persona; desde lo informal son muy importantes el Director y/o los Docentes de la Escuela, y el Agente Sanitario, que cada tanto es citado a Tartagal donde se los capacita y se le entrega algo de remedios.
Si tuvieramos que focalizar en la mayor necesidad y carencia de la comunidad, justamente pasa por la salud; la formación de los Agentes es muy elemental, los medios con que cuentan son casi nulos, y la medicación es sumamente escasa. Prácticamente no hay medios de movilidad en la comunidad, salvo bicicletas y alguna moto. No hay corriente eléctrica, solo pantallas solares (aparentemente les está llegano ahora la corriente), es muy difícil que haya señal para los celulares, y el teléfono más cercano está en Santa María, a unos 20 km. Por lo tanto, ante una urgencia, hay que recorrer en moto esos 20 Km. para llegar al teléfono, comunicarse con el Hospital de Tartagal (a unos 90 Km.), esperar que la ambulancia quede libre, y rezar para que el accidentado pueda esperar las cuatro o cinco horas (en el mejor de los casos) que puede tardar en llegar.
Además de lo comentado se puede decir que hay unos pocos artesanos en la comunidad, aunque es una actividad casi exclusiva de las mujeres, que fabrican cintos o carteras con chaguar, que es una planta de la zona a la que le hacen un proceso de secado y teñido que les permite tejer con ella .... pero al estar el monte cada vez más lejos, también cada vez es más difícil conseguir el chaguar, y esta actividad tiende a desaparecer.
Desde el punto de vista personal ha sido una "bendición" conocer y compartir dos años seguidos la misión con los hermanos de "Monte Carmelo" y "La Curvita"; hemos jugado con los niños, hemos hecho títeres, hemos llevado cine ambulante, hemos tenido algunas charlas con los alumnos más grandes acerca de los temas que les preocupan, hemos tenido chralas con las mujeres del lugar, con los jóvenes, con los Maestros, y, quizás lo más lindo, ha sido visitar las casas, las familias, y sentir que nos recibían con todo el amor del que disponen y se permiten "expresar" ....... en silencio, sin palabras, sólo con algún que otro gesto, el último día se acercan, nos regalan alguna artesanía, y nos piden que volvamos "para el año" .... de ahí en más "nuestra procesión va por dentro", son lágrimas, son silencios, es el corazón rebosante de amor y estrujado de impotencias, es dejar de lado nuestra lógica de pensamiento para poder entender algunas cosas, es tratar de explicar lo inexplicable, es el compromiso de querer vovler, de no fallarles, de saber que te esperan, porque, como nos dijo el Maestro Juan "es el único momento del año en que se ve reír a chicos y grandes" ..... una y mil veces gracias Dios.
El primer año que uno de nuestros Grupos lo visitó fue en 2003, previo contacto hecho el año anterior por Fray Cristián, Mache y Claudio con el QUERIDO Maestro Juan.
La comunidad está formada por 25/30 familias aproximadamente, que se distribuyen en una especie de semicírculo que tiene en su centro la Escuela, y a 4 Km. hay una comunidad wichi ("La Curvita") con la que conviven pacíficamente; hasta hace dos años la Escuela de "La Curvita" era anexo de la de "Monte Carmelo", desde entonces se independizó y tiene como Director a Fabián, quien desde chico vivió en la zona. A espaldas de la Escuela de Monte, a unos 3 Km. está el Rio Pilcomayo, que en invierno los abastece de peces, y en verano suele maltratarlos con alguna inundación.
Lo primero que hay que decir como Grupo Misionero es que, desde aquella primera vez y hasta hoy, la figura del Maestro Juan (Docente de tercer ciclo y Director de la Escuela) se agiganta en el corazón de todos los que hemos pasado por allí. Por un lado es un referente importantísimo de aquella comunidad, que hizo que fuéramos recibidos por los chicos y sus familias con mucha confianza y cordialidad; y por otro, se transforma en un "ángel cuidador" de cada uno de nosotros, pero siempre desde el silencio, desde la palabra sencilla, desde la ternura en cada gesto, desde el servicio permanente. Con total convicción se puede decir que es "uno más" del Grupo Misionero, que es un "hermano del alma", que al igual que nosotros está todo el año pensando en el nuevo encuentro, comunicándose periódicamente con varios de nosotros.
El primer año tuvimos "la gracia" de charlar "mano a mano" con el toba más anciano de la comunidad, que tenía nada menos que 103 años, sí leyeron bien, 103 años, y una lucidez y sabiduría envidiable y asombrosa. Fueron un par de horas "mágicas", donde por primera vez entendí que el silencio forma parte de la conversación, donde con mucha sencillez, nos contó la vida armoniosa e inter-dependiente que siempre tuvieron los indígenas con la Naturaleza: al tiempo de pesca (para comer y vender) le sucede el tiempo de ir al monte a hacer leña y carbón (para vender); luego, con el calor, los "bichitos" (así nos contaba el abuelo) bajan al río en busca de agua, y entonces es el tiempo de caza (para comer y vender) .... y ya está de vuelta el tiempo de pesca ... así de simple era la vida de estas comunidades hasta que se empezó a contaminar el río, a desmontar (con la inexplicable complicidad de los gobiernos de turno) para sembrar soja, a correrlos de las tierras en las que siempre habían vivido pero de la que nunca serán dueños, etc., etc., etc.
Desde el punto de vista religioso la gran mayoría son evangélicos pentecostales, a excepción de alguna familia católica. Quizás la explicación es que fueron los evangélicos los primeros que se acercaron a ellos, les dieron materiales para construir un templo, cada tanto les mandan algunos medicamentos; pero ello no es dificultad para compartir la palabra de Dios en el "culto" de ellos; cada año que hemos ido nos invitan a hacerlo. Las autoridades formales en estas comunidades son el Cacique (que es por herencia) y el Pastor (que se elige), y en muchos casos coincide en la misma persona; desde lo informal son muy importantes el Director y/o los Docentes de la Escuela, y el Agente Sanitario, que cada tanto es citado a Tartagal donde se los capacita y se le entrega algo de remedios.
Si tuvieramos que focalizar en la mayor necesidad y carencia de la comunidad, justamente pasa por la salud; la formación de los Agentes es muy elemental, los medios con que cuentan son casi nulos, y la medicación es sumamente escasa. Prácticamente no hay medios de movilidad en la comunidad, salvo bicicletas y alguna moto. No hay corriente eléctrica, solo pantallas solares (aparentemente les está llegano ahora la corriente), es muy difícil que haya señal para los celulares, y el teléfono más cercano está en Santa María, a unos 20 km. Por lo tanto, ante una urgencia, hay que recorrer en moto esos 20 Km. para llegar al teléfono, comunicarse con el Hospital de Tartagal (a unos 90 Km.), esperar que la ambulancia quede libre, y rezar para que el accidentado pueda esperar las cuatro o cinco horas (en el mejor de los casos) que puede tardar en llegar.
Además de lo comentado se puede decir que hay unos pocos artesanos en la comunidad, aunque es una actividad casi exclusiva de las mujeres, que fabrican cintos o carteras con chaguar, que es una planta de la zona a la que le hacen un proceso de secado y teñido que les permite tejer con ella .... pero al estar el monte cada vez más lejos, también cada vez es más difícil conseguir el chaguar, y esta actividad tiende a desaparecer.
Desde el punto de vista personal ha sido una "bendición" conocer y compartir dos años seguidos la misión con los hermanos de "Monte Carmelo" y "La Curvita"; hemos jugado con los niños, hemos hecho títeres, hemos llevado cine ambulante, hemos tenido algunas charlas con los alumnos más grandes acerca de los temas que les preocupan, hemos tenido chralas con las mujeres del lugar, con los jóvenes, con los Maestros, y, quizás lo más lindo, ha sido visitar las casas, las familias, y sentir que nos recibían con todo el amor del que disponen y se permiten "expresar" ....... en silencio, sin palabras, sólo con algún que otro gesto, el último día se acercan, nos regalan alguna artesanía, y nos piden que volvamos "para el año" .... de ahí en más "nuestra procesión va por dentro", son lágrimas, son silencios, es el corazón rebosante de amor y estrujado de impotencias, es dejar de lado nuestra lógica de pensamiento para poder entender algunas cosas, es tratar de explicar lo inexplicable, es el compromiso de querer vovler, de no fallarles, de saber que te esperan, porque, como nos dijo el Maestro Juan "es el único momento del año en que se ve reír a chicos y grandes" ..... una y mil veces gracias Dios.
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