Vertientes. Mucho por decir de este maravilloso lugar. Este año Dios no dio la posibilidad a 8 misioneros de llegar a esta comunidad tan alejada y tan alucinante.
Nosotros llegamos y pudimos ver todo ese camino realizado allí por otros misioneros que viajaron anteriormente. Este año nosotros logramos recoger todos esos frutos que ellos en algún momento sembraron al dejar sus vidas y su afecto a esta comunidad que tanto los recuerda. Este años se dieron cosas muy fuertes que nos tocaron a todos en lo más hondo del corazón.
El primer día comenzamos a observar que la comunidad esta dividida, que faltaban muchas personas que estaban años anteriores y este año fue notorio su ausencia, observamos mucha falta de comprensión entre ellos y falta de apoyo en la situaciones difíciles que estuvieron sucediendo, encontramos que hay falta de cooperación y de trabajo en equipo.
Pudimos compartir actividades concretas con ellos, desde ver a un artesano trabajando el palo santo, o ver a una mujer tejiendo su yica, o el simple hecho de quedarse parado sin hablar durante largo tiempo y que surgieran cosas sueltas, todo muy despacio. Aprendimos a compartir sus tiempos y a poder disfrutarlos desde lo cotidiano. También compartimos una actividad muy linda con los hombres del lugar, que nos invitaron a compartir una tarde con ellos en el rió mientras que ellos pescaban. Ahí pudimos descubrir un poco de trabajo entre todos, que era esa falta que antes habíamos visto. Notamos que la pesca era en equipo y que esto no se empezaba, hasta que llegara el último, ya que eran necesarios que estuvieran todos para que saliera bien, cada uno tenía un papel fundamental en este trabajo.
Este año pudimos compartir mucho tiempo con los maestros que antes no se había logrado. Compartimos muchas cenas y charlas con ellos y todo esto llevo a que pudiéramos salir con ellos a misionar por la casas y que ellos conocieran a los padres y a la familia de sus alumnos y logramos que se sintieran misioneros y se comprometan un poco mas con lo que es la comunidad y con las difíciles situaciones que están viviendo. Estuvimos con ellos en un encuentro que hubo de maestros en aguas verdes donde participaron maestros de las dos comunidades. Este sé baso en el Ser Maestro y esa vocación tan difícil que les tocaba cumplir a ellos, donde se hace muy difícil el enseñar porque los nenes; ellos solo ven a la escuela como el lugar donde solo van a comer. Los maestros nos contaban lo difícil y lo duro que es vivir lejos de sus familias y alejados de todo, donde ni siquiera tienen un lugar digno para dormir. Todo esto llevo a que el ultimo día tuviéramos una despedida muy emotiva y llena de Dios, y en ellos estaba ese Dios que nos pedía a gritos que no los olvidáramos y que los llamáramos cuando pudiéramos.
Las vertientes es una comunidad que predomina el silencio pero donde grita Dios, a veces es difícil interpretar esto porque son dos contrapuesta re importante y re fuertes. En ese tiempo que compartimos pudimos ver actitudes y cosas que desde el silencio transmitían mucho dolor en sus miradas y en sus vidas. Estuvimos presentes en el entierro de una nena, Carlita, ella nació con un problema grande de mala alimentación. Dos años después esta nena llega al colegio con un grado muy importante de desnutrición y con un tamaño no acorde a su edad. Sus padres nos la mostraron esperando que nosotros pudiéramos salvarle la vida, pero ella ya estaba muy comprometida y al otro día falleció. Hablando con su madre y su padre observamos que sus rostros nos mostraban mucha tristeza y desesperación. Sus miradas eran muy duras y transmitían todo el dolor que tenían acumulado de estos dos años de martirio. Ese silencio que tanto les dolía. Veíamos en sus ojos tanta desolación y desconsuelo. Todavía recuerdo el abrazo fuerte e una madre desesperada y las lágrimas de este padre que a pesar de la fortaleza que mostraba se estaba muriendo por dentro.
Esta y muchas cosas mas son símbolos de mucho dolor que se manifiesta desde el silencio y muestran que necesitan cariño.
Estuvimos mucho con los chicos de la escuela bailando y cantando a la noche, que era cuando mas se soltaban porque no había luz y no los veía nadie. Aprendimos mucho a compartir desde los que ellos hacen todos los días, sin imponer nada, y a jugar a los juegos de ellos, a las bolitas, a la payana y cosas sencillas que a ellos les encanta.
Otro momento importante que tuvimos fue el poder compartir una celebración nuestra con ellos. Siempre nosotros habíamos participado de su culto y este año se dio que ellos compartieran con nosotros nuestra celebración y para nosotros fue muy lindo compartir este mismo Dios que nos une y no hace diferencias entre nosotros, es el mismo.
Por ultimo, tanto la despedida y la bienvenida fueron muy fuertes y muy dura para todos. Creo que eso llego al corazón y se quedo para siempre. Cuando llegamos era muy de noche y en la escuela pudimos ver un enorme cartel que decía BIENVENIDOS, de a poco se empezó a acercar toda la comunidad a nuestro encuentro, toda la comunidad nos daba la bienvenida y nos abrían nuevamente las puerta de su casa, nos estaban esperando... Y en la despedida pudimos ver que fue una de las mas lindas porque estaba toda la comunidad, TODA, en silencio, en los rincones; pero con ese gesto “de estar”, nos mostraron que les importamos, y que cada año es el vinculo entre nosotros es mas fuerte. JOSEFINA ANABITARTE
Vertientes nos sorprende desde el principio, ya que a la hora prevista de llegada (2 de la mañana nos calculaban) el gran chofer del pilcomayo metió el bondi a las 22Hs. y allí estaba un gran cartel de Bienvenidos y los nuevos maestros Sergio y Fanny nos esperaban con tortilla (pan a la parrilla) y mate dulce con yuyos paraguayos. Compartimos, agradecimos y particularmente yo encontraba un lugar nuevo, muy arregladito y con un lindo olor a limpio gracias a las recomendaciones de Mabel (la dire) que llegó atrás nuestro.Luego del descanso espezamos el primer día visitando casas y lo finalizamos con una misa espontánea y hermosa, bajo la lluvia. Y el grupo se completó a la noche con la llegada de Yiyo (damos gracias a Dios). Para no hacerlo largo las cosas fuertes que compartió el grupo pasan por visitas a las casas, un dia de pesca en el Pilcomayo, la muerte de Carlita, los encuentros con Aguas Verdes compartiendo cenas y reunión con maestros, juegos con los chicos, un día de óptica, reparto de herramientas, bautismos, misa y culto compartidos, preparación de leche para los chicos, futbol y etc, etc. De cada cosa nos podemos explayar pero voy a rescatar las dos puntas de la misión que son la bienvenida y la despedida con un cuadro que nos muestra a todos en silencio, esperando que los misioneros se despidan y con ese silencio Wichi expresando todas las palabras que no salen pero que dicen "gracias, los esperamos, los queremos, estamos cada día más unidos por Dios y el corazón". MARCELO PERUZZARO
Nosotros llegamos y pudimos ver todo ese camino realizado allí por otros misioneros que viajaron anteriormente. Este año nosotros logramos recoger todos esos frutos que ellos en algún momento sembraron al dejar sus vidas y su afecto a esta comunidad que tanto los recuerda. Este años se dieron cosas muy fuertes que nos tocaron a todos en lo más hondo del corazón.
El primer día comenzamos a observar que la comunidad esta dividida, que faltaban muchas personas que estaban años anteriores y este año fue notorio su ausencia, observamos mucha falta de comprensión entre ellos y falta de apoyo en la situaciones difíciles que estuvieron sucediendo, encontramos que hay falta de cooperación y de trabajo en equipo.
Pudimos compartir actividades concretas con ellos, desde ver a un artesano trabajando el palo santo, o ver a una mujer tejiendo su yica, o el simple hecho de quedarse parado sin hablar durante largo tiempo y que surgieran cosas sueltas, todo muy despacio. Aprendimos a compartir sus tiempos y a poder disfrutarlos desde lo cotidiano. También compartimos una actividad muy linda con los hombres del lugar, que nos invitaron a compartir una tarde con ellos en el rió mientras que ellos pescaban. Ahí pudimos descubrir un poco de trabajo entre todos, que era esa falta que antes habíamos visto. Notamos que la pesca era en equipo y que esto no se empezaba, hasta que llegara el último, ya que eran necesarios que estuvieran todos para que saliera bien, cada uno tenía un papel fundamental en este trabajo.
Este año pudimos compartir mucho tiempo con los maestros que antes no se había logrado. Compartimos muchas cenas y charlas con ellos y todo esto llevo a que pudiéramos salir con ellos a misionar por la casas y que ellos conocieran a los padres y a la familia de sus alumnos y logramos que se sintieran misioneros y se comprometan un poco mas con lo que es la comunidad y con las difíciles situaciones que están viviendo. Estuvimos con ellos en un encuentro que hubo de maestros en aguas verdes donde participaron maestros de las dos comunidades. Este sé baso en el Ser Maestro y esa vocación tan difícil que les tocaba cumplir a ellos, donde se hace muy difícil el enseñar porque los nenes; ellos solo ven a la escuela como el lugar donde solo van a comer. Los maestros nos contaban lo difícil y lo duro que es vivir lejos de sus familias y alejados de todo, donde ni siquiera tienen un lugar digno para dormir. Todo esto llevo a que el ultimo día tuviéramos una despedida muy emotiva y llena de Dios, y en ellos estaba ese Dios que nos pedía a gritos que no los olvidáramos y que los llamáramos cuando pudiéramos.
Las vertientes es una comunidad que predomina el silencio pero donde grita Dios, a veces es difícil interpretar esto porque son dos contrapuesta re importante y re fuertes. En ese tiempo que compartimos pudimos ver actitudes y cosas que desde el silencio transmitían mucho dolor en sus miradas y en sus vidas. Estuvimos presentes en el entierro de una nena, Carlita, ella nació con un problema grande de mala alimentación. Dos años después esta nena llega al colegio con un grado muy importante de desnutrición y con un tamaño no acorde a su edad. Sus padres nos la mostraron esperando que nosotros pudiéramos salvarle la vida, pero ella ya estaba muy comprometida y al otro día falleció. Hablando con su madre y su padre observamos que sus rostros nos mostraban mucha tristeza y desesperación. Sus miradas eran muy duras y transmitían todo el dolor que tenían acumulado de estos dos años de martirio. Ese silencio que tanto les dolía. Veíamos en sus ojos tanta desolación y desconsuelo. Todavía recuerdo el abrazo fuerte e una madre desesperada y las lágrimas de este padre que a pesar de la fortaleza que mostraba se estaba muriendo por dentro.
Esta y muchas cosas mas son símbolos de mucho dolor que se manifiesta desde el silencio y muestran que necesitan cariño.
Estuvimos mucho con los chicos de la escuela bailando y cantando a la noche, que era cuando mas se soltaban porque no había luz y no los veía nadie. Aprendimos mucho a compartir desde los que ellos hacen todos los días, sin imponer nada, y a jugar a los juegos de ellos, a las bolitas, a la payana y cosas sencillas que a ellos les encanta.
Otro momento importante que tuvimos fue el poder compartir una celebración nuestra con ellos. Siempre nosotros habíamos participado de su culto y este año se dio que ellos compartieran con nosotros nuestra celebración y para nosotros fue muy lindo compartir este mismo Dios que nos une y no hace diferencias entre nosotros, es el mismo.
Por ultimo, tanto la despedida y la bienvenida fueron muy fuertes y muy dura para todos. Creo que eso llego al corazón y se quedo para siempre. Cuando llegamos era muy de noche y en la escuela pudimos ver un enorme cartel que decía BIENVENIDOS, de a poco se empezó a acercar toda la comunidad a nuestro encuentro, toda la comunidad nos daba la bienvenida y nos abrían nuevamente las puerta de su casa, nos estaban esperando... Y en la despedida pudimos ver que fue una de las mas lindas porque estaba toda la comunidad, TODA, en silencio, en los rincones; pero con ese gesto “de estar”, nos mostraron que les importamos, y que cada año es el vinculo entre nosotros es mas fuerte. JOSEFINA ANABITARTE
Vertientes nos sorprende desde el principio, ya que a la hora prevista de llegada (2 de la mañana nos calculaban) el gran chofer del pilcomayo metió el bondi a las 22Hs. y allí estaba un gran cartel de Bienvenidos y los nuevos maestros Sergio y Fanny nos esperaban con tortilla (pan a la parrilla) y mate dulce con yuyos paraguayos. Compartimos, agradecimos y particularmente yo encontraba un lugar nuevo, muy arregladito y con un lindo olor a limpio gracias a las recomendaciones de Mabel (la dire) que llegó atrás nuestro.Luego del descanso espezamos el primer día visitando casas y lo finalizamos con una misa espontánea y hermosa, bajo la lluvia. Y el grupo se completó a la noche con la llegada de Yiyo (damos gracias a Dios). Para no hacerlo largo las cosas fuertes que compartió el grupo pasan por visitas a las casas, un dia de pesca en el Pilcomayo, la muerte de Carlita, los encuentros con Aguas Verdes compartiendo cenas y reunión con maestros, juegos con los chicos, un día de óptica, reparto de herramientas, bautismos, misa y culto compartidos, preparación de leche para los chicos, futbol y etc, etc. De cada cosa nos podemos explayar pero voy a rescatar las dos puntas de la misión que son la bienvenida y la despedida con un cuadro que nos muestra a todos en silencio, esperando que los misioneros se despidan y con ese silencio Wichi expresando todas las palabras que no salen pero que dicen "gracias, los esperamos, los queremos, estamos cada día más unidos por Dios y el corazón". MARCELO PERUZZARO
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Que es hermoso regalo del Tata, la VIDA COMPARTIDA!!
ResponderEliminarlos quiero !
noe
proximamente Aguas Verdes y un BONUS TRACK que causará furor en todos los mass media cristianos/profanos (jeje)
ResponderEliminarproximante...
Una coproducción de Van Al Pueblo Producciones y el Equipo de Comunicación del Grupo Misionero.
Cuanto le debo a esa comunidad!
ResponderEliminarComo bien dijo Jose, es Dios el que grita desde el silencio de esa gente, desde su necesidad, desde su soledad.
Extrañé mucho el Chaco este año al haberme quedado en Tuyunti, sobre todo a las Vertientes, comunidad que marcó mi corazón para siempre..
Admito que se me calleron unas cuantas lágrimas al leer lo que escribieron Jose y Marce, y al ver las fotos.
Gracias a la vida que me ha dado tanto....